miércoles, 15 de agosto de 2012

Santuario de Lourdes. Francia


Vista nocturna de la gruta, iluminada permanentemente.



Existen unos grandes espacios llenos de candeleros, donde los peregrinos depositan sus velas.
Nuestro siguiente destino no podía ser otro que Lourdes, pues a pesar de las distintas y respetadas creencias de cada uno, es un lugar que hay que visitar. Porque es un lugar especial al que llegan personas de todos los lugares del  mundo, unos guiados por la fé y otros por la curiosidad de conocer un lugar tan especial. Es cierto que, como ya tienen "todo el pescado vendido", los cientos o miles de hoteles se preocupan poco y no están en relación la calidad y el precio. Saben que es una noche y que los clientes nos vamos. Una pena.

Hoteles, hostales, pensiones,,,y tiendas por todas partes.

La entrada hacia la Basílica es un espacio inpresionante.

La Basílica desde la otra orilla del río.

Hay un árbol de rosarios de todos tipos y maneras. Algo original que me llamó la atención.

Puertas de entrada. Entre ambas puede verse la Basílica.

Y como es una zona montañosa, hay unas cuestas de mucho desnivel. Tanto, que algunos hoteles han istalado ascensores para subir de u nas calles a otras.
Y tengo que reconocer que desde mis creencias, resulta emocionante asistir a una procesión de enfermos,

Cientos de enfermos en sus carritos, debidamente colocados y transportados por los voluntarios, esperan con paciencia el comienzo de la Misa.

Ya llegan unas decenas de Sacerdotes.

Los voluntarios también van uniformados.

Una bella estampa al lado opuesto de la Basílica. Los enfermos y sus voluntarios porteadores, esperan a que les llegue el turno para llegar a la gran explanada.

 muchos de ellos en carritos que han sustituido a las camillas de antaño, arrastrados o empujados por los miles de voluntarios de todo el mundo. Luego la procesión continúa hasta otra increible basílica subterránea, de la que yo no tenía ni idea y que me sobrecogió. Inmensa. De esta manera estas celebraciones pueden hacerse sin tener en cuenta la climatología.



Esta es la basílica subterránea. Cuatro lados como este y todos los alrededores. Muchos miles de personas entran sin aglomeración.


Un cirio ardiendo constantemente.

La procesión de las antorchas ha comenzado. Los peregrinos procesionan en un orden y un silencio que impresiona, todos dirigidos y ayudados por los voluntarios.

Una imagen de La Virgen de Lourdes, que procesiona a hombros de jóvenes.

Y mientras la celebración comienza a anochecer...

Y con las antorchas encendidas, comienza el espectáculo de esta Procesión de las antorchas.

Una vista nocturna de los mas alto de la Basílica.

Y al anochecer, otra procesión, La de las antorchas. Y a medida que va anocheciendo, estas antorchas se hacen visibles y permanecen encendidas y en manos de los devotos marianos que acuden en masa. Y cada día lo mismo y miles y miles de peregrinos llegados desde los puntos mas recónditos de nuestro planeta.
Me molesta la cantidad de comercios que se han establecido alrededor. Pero es un mal menor.



Esta comarca, apenas conocida en Francia en ese momento, se encuentra en el inicio del sistema montañoso de los Pirineos y tiene hacia el oeste un promontorio rocoso conocido con el nombre de Massabielle (Rocas Viejas). Al pie de éste corre el río Gave que se forma con las aguas que descienden de las montañas. A un lado de los muros de rocas seminegruzcas la naturaleza abrió una pronunciada gruta de 3 metros y medio de ancha por 3 metro y medio de alta.

Esta gruta era un lugar solitario con un suelo árido y seco en el cual crecían rosales silvestres, que eran las flores de la zona. Aquí fue donde, según el testimonio de Bernadette Soubirous, se produjo una de las apariciones marianas más conocidas de la Historia, en el año 1858.


Desde fuera, casa enla que dicen que vivió Bernardette.

La luz de las velas ayuda al silencio.

Cúpula de la Basílica, Una belleza

No podía faltar un órgano de tubos para los días especiales.

Parte del Altar.

Interior de la Basílica. Terminaba una ceremonia y los peregrinos salían.

Y por último, una mirada al cielo


El área que la compone tiene 52 hectáreas con 22 lugares de culto, la visitan 6 millones de personas al año, aproximadamente.

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