jueves, 2 de julio de 2015

Canadá, ese país lejano.

 
Vista de Montreal desde un mirador.
 
 
La verdad es que no sé por donde empezar. Ha sido un viaje organizado por la Junta de Castilla y León, a través del Club de los 60. Lógicamente el viaje a Canadá no es barato. Pero la organización de estos viajes está muy cuidada. Parece ser que el año pasado se quedó un poco corto de días y este año lo han ampliado tanto en días como en costos. Me ha parecido fantástico. Lo único para criticar es que, por ahorrarnos unos euros, los viajes, tanto el de ida como el de vuelta, han sido con escalas. Y en un viaje tan largo, esto llega a cansar. Y por mi parte, tengo que decir que, como vegetariano, tengo que elevar mis quejas. No sé de dónde vendrá el error. En tres ocasiones llamamos, una a la Junta y dos a El Corte Inglés, para remarcar mi condición de vegetariano. Pues que si quieres arroz... Solamente tenía la información la guía que nos acompañó en el bus de Salamanca a Madrid. El resto nadie. En los aviones nadie sabía nada y tuve que arreglarmelas como pude. El gúia en Canadá, tampoco. Menos mal que, una vez que se lo dije, se preocupaba de pedir mi menú en todos y cada uno de los restaurantes. Mil gracias para Enrique.
Y algo que no puedo obviar es el papel inexistente, de la que al final nos enteramos que era la representante de la Junta. A muchos nos dió qué pensar. Ni se nos presentó como tal ni en ningún momento se preocupó por nadie. Y en una ocasión y en el bus, donde la escuchamos todos, se permitió entablar una disputa y hablar y contestar rayando en el insulto, por decirlo de una manera educada, a una señora de más de 70 años. ¡ Inaudito !. Creo que estas personas que viajan en nombre de la Junta de Castilla y León, deberían saber ocupar su puesto y tener bien claro a quien tiene que ayudar y defender.
Y una vez hechos los comentarios precedentes, tengo que decir que los días y las visitas fueron completos: Montreal, Quebec, Mont Tremblant, Ottawa y Toronto fueron nuestros lugares de pernocta. Dos en cada, a excepción de Mont Tremblant, en el que sólo fue uno. De los hoteles y restaurantes nada que objetar, por nuestra parte. Siempre habrá quien tenga alguna queja.
En los siguientes post iré poniendo fotos de los distintos sitios. De momento, una vista diurna de Montreal y otra de las cataratas del Niágara, seran suficientes.
 
 
Vista de las cataratas. Sin duda, la guinda del pastel