martes, 27 de noviembre de 2018

Sexto día ( 10.10.2018 ). Parque Nacional Torres del Paine.

Macizo Azul.



Grandiosas las Torres del Paine




Y llegó uno de los días cuya visita nos apetecía en sobremanera: Ver ese hermoso parque de las Torres del Paine, sin saber si podríamos ver esas montañas especiales o no, dependiendo del tiempo. Lo teníamos en la mente desde que vimos el itinerario de este viaje.
Cuando salimos del hotel en Puerto Natales, las vistas eran sorprendentes y se presumía que haría buen tiempo. Pero mejor ni mencionarlo, para no ser
gafes. La distancia de 150 km, relativamente corta, pero que tuvimos una paradita en un lugar amplio y lleno de tentaciones, sobre todo para ellas. Y claro, la aprovechamos como "parada hidráulica". Este establecimiento estaba justo al lado de una de las fronteras con Argentina y se podía tomar un café buenísimo y bien calentito.





Nos llevó dos horas hasta la entrada al Parque Nacional. Pero unos km. antes el bus nos paró en una especie de mirador y fue cuando descubrimos la belleza del Macizo Azul.
Al fondo, no muy lejanos, los montes nevados y en el medio, sin nieve y sin nubes, con un sol radiante..las Torres del Paine,






entre otros montes nevados, que conforman el Macizo Azul. Las torres del Paine, son rocas plutónicas, intrusivas, que se forman tras un proceso de enfriamiento tardío del magma, que se registra a miles de metros de profundidad, en el interior de la Tierra



Fueron unos momentos emocionantes, porque nos habían dicho que habitualmente no se pueden ver por estar escondidas por las nubes. Y tuvimos la gran suerte de disfrutar de un grupo de.guanacos en libertad y en el camino, unos ejemplares de cóndor, enormes, que no pude/supe fotografiar.




Un poco mas adelante, otra parada fotográfica a orillas del lago. Pero el viento, no nos permitió ver reflejos, lo cual hubiera sido demasiado.


El lugar era fotofráfico, cien por cien




Un guanaco, acostumbrado a los humanos, mirando hacia la nieve.


Seguimos camino para ver cómo el río Paine nos regalaba una caída de agua formando el Salto Grande, para lo cual tuvimos que caminar como unas 600 m. por un terreno rugoso y ventoso y bien tapados a pesar del sol, Pero mereció la pena. Desde el mirador disfrutamos de la visión de cómo el río Paine, de color azul, caía con estruendo, formando el Salto Grande. También se podían divisar los Cuernos del Paine, otra formación montañosa del Macizo Azul, cuya parte mas alta parecen dos cuernos y que con el cielo azul las nubes, resultó de los más bonito.





Los llamados Cuernos del Paine, no nos presentaron hermosos con esas nubes.


Al volver nos dimos cuenta de que el lugar era una zona ventosa al extremo.



Desde el lugar preparado para comer, había esta belleza al fondo, con los Cuernos del Paine con sus nubes.

Llegó la hora de comer y lo hicimos en la naturaleza, utilizando nuestros pic-nic. 

Un lugar muy apropiado para comer. Al fondo, los cuernos del Paine.


Mientras el sol nos calentaba, todo bien. Pero en cuanto los rayos se debilitaron, se comenzó a sentir fresquito. Así que al bus y de nuevo en ruta para ver el lago Grey y el glacial que lleva su mismo nombre.


Cómo se movía el puente !. Menos mal que nos podíamos agarrar.

El camino por las piedras de la playa, agotador.

Comparar el tamaño del barco con el Iceberg.  Y solo la parte aérea.

Al fondo, muy al fondo del lago Grey, el volcán de su  mismo nombre

El glaciar se deshace y muchos icebergs van apareciendo.



Atravesamos un puente colgante, solo de diez en diez, porque se balanceaba demasiado. Hicimos una pequeña ruta y llegamos a una playa del lago Grey. Una playa inmensa, que había que caminar para poder llegar a ver mejor el glacial. Pero esta playa de piedras, a nosotros nos resultó insufrible y además con un viento frío.
Nosotros nos dimos la vuelta para volver al autobús. Una vez que todos regresaron, el bus  nos llevó de nuevo a Puerto Natales.
Ha sido un día mucho mejor que lo esperado, por esa visión de la torres del Paine y un montón de animales, que parecían haberlos puesto para nosotros. Sobre todo los cóndor. Majestuosos en su vuelo y de gran tamaño.  
Mañana otro día importante: Puerto Montt y volcán Osorno.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Quinto día ( 09.10.2018): glaciales Balmaseda y Serrano

El día amanece claro
La noche está llegando, pero hay luz suficiente.


Y aquí está el Volcán Osorno, ante nuestros ojos. Fue una gran suerte


Como decía ayer, las vistas desde la ventana, eran sorprendentes. La luz se escondía, pero se podían intuir montañas al otro lado del lago.
Y así fué, Al levantarnos y mirar por la ventana, la imagen del volcán Osorno nos dejó sorprendidos, así como la vista de otras montañas y volcanes, de cuyos nombres no me acuerdo. Pero el recuerdo aun lo tengo vivo en mi mente. Salí enseguida. Hacía mucho frío, pero la satisfacción pudo con el frío.
Llegó el autocar y nos dirigimos al muelle de Puerto Boríes, que fue un complejo frigorífico a principios del siglo XX.



Una vez embarcados, navegamos por las aguas del fiordo Última Esperanza, como una hora y media para llegar a ver un asentamiento de Cormoranes, y nos detuvimos para hacer unas fotos.



 No muy lejos, el barco se acercó a una cueva donde dormitaban cinco o seis Lobos Marinos, que parecía que estaban para la foto., porque no se movían.



El día era luminoso y soleado, pero con el movimiento del barco, hacía mucho frío. Sólo algunos valientes nos quedamos fuera parta disfrutar y fotografíar el paisaje, que miraras donde miraras, te encontrabas con las montañas nevadas, el color esmeralda del agua...un verdadero placer disfrutar de la naturaleza.




 Algunas cascadas nos deleitaban con sus aguas cayendo al fiordo. Alguien comentaba que en lo alto de esos acantilados anidan los cóndores...pero no vimos ninguno. Y por fín llegamos al primer glacial, el Glacial Balmaseda.






Color azul, hermoso. No me cansaba de hacer fotos. Aunque luego solo he escogido algunas. Y una pena ver como la lengua que llegaba al fiordo, está vacía. Éste glacial, como casi todos está en retroceso. Pero la belleza no hay quien se la quite.
Una vez visto , seguimos hasta el muelle Puerto Toro, en el que por fín atracamos (después de casi 4 horas embarcados), para ir a visitar el otro glacial. Y para ello hicimos una pequeña ruta de unos 900m. y como de media hora de camino.





Y como no había prisa y dentro del grupo había algunos que caminaban mas despacio, tardamos en llegar unos 45 minutos. Claro, a todos nos interesaban las fotos...El camino es cómodo con puentecillos y barandillas de madera, hasta llegar al mismo pie del glacial Serrano. Que habiendo visto el anterior, ya no llamaba la atención. Si llamaba la atencion la cantidad de trozos de hielo, en teoría icebergs, que había en toda la zona. Y curiosamente vimos cómo tres embarcaciones se deslizaban desde la base del glacial hasta el pequeño muelle.


Y como en el barco estaba previsto tomar una bebida (whiski) con hielo del glacial, pensamos que habían ido a buscarlo. jajaja..
Nos dimos el paseo por otro sendero distinto, para llegar de nuevo a coger el barco. Y fuimos a comer a un lugar típico de asados llamado Estancia Perales.





Y después, a embarcar para volver Puerto Boríes y de ahí al hotel.




Como era pronto, salimos a dar un paseo por Puerto Natales y tomamos un café.

Casa consistorial de Puerto Natales

Iglesia de los Salesianos

Interior de la Iglesia de los Salesianos,.

Una réplica del oso Mylodón, muy significativo en Puerto Natales


Después, cena y a dormir, que estábamos cansados.

Una jornada de mucho viaje en barco, pero que merece la pena por visitar ambos glaciales.
Y mañana, se presenta uno de los días importantes : visita al parque de las Torres del Paine.