sábado, 9 de agosto de 2014

El Puente del Congosto. Salamanca.










El pasado lunes hicimos una excursión a la playa interior, en nuestro Río Tormes y en el pueblo llamado Puente del Congosto (puente del Arco Angosto, por la estrechez de la puerta que había y de la que se conserva una pared solamente). Este pueblo, a su fundación correspondía a la provincia de Ávila y posteriormente fue anexionado a Salamanca.
Vista del puente, desde el castillo

Viendo el puente desde el otro lado.


Este famoso puente sobre el río Tormes, era la única entrada al pueblo. Había un paso estrecho en el que todos debía de pagar. Los dueños del castillo, controlaban el tránsito y cobraban el portazgo, hasta que, con la contrucción del otro puente, tuvieron que dejar de cobrar. Entonces perdió valor el castillo. Despues de haber pasado por varios propietarios de alcurnia, actualmente es de propiedad privada, está muy bien restaurado y lo usan para dar banquetes de boda.
El mendionado puente sobre el río Tormes, fue construido en el siglo XVI y está compuesto de trece arcos de medio punto, con tamajares contra la corriente.

Tiene también una hermosa Iglesia que vimos desde fuera, Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción,
que es un magnífico edificio gótico construido en el S.XVI, formado por tres naves e igual número de capillas en la cabecera.

Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, en el Puente del Congosto


 Cabe resaltar de su interior las bóvedas de crucería del altar mayor y la capilla de un lateral, ambas del siglo XVI, así como el retablo central, del S.XVII, que preside la capilla mayor, revestido con láminas de papel de oro pegadas, llamadas "panes de oro.
Este pueblo salmantino se ha convertido en un punto de referencia en la provincia donde poder refrescarse al ser la única localidad que puede garantizar que el agua de su río es apta para el baño.

panorámica de uno de las playas con piscinas naturales

Las piscinas naturales concurridas


Cientos de bañistas aprovechan las orillas para mitigar los altos calores del verano. El río es ancho, con poca corriente y  con poca profundidad. Una delicia para todos, especialmente los pequeños. También hay zonas de "piscinas naturales" formadas entre grandes rocas de granito.





Y como no, hay varios chiringuitos donde se puede comer y disfrutar de sus bebidas. Me gustó la atención de los propietarios del Bar Bardera.




Resumiendo, una tarde llena de paz y sosiego, Y disfrutadas con mis nietos. ¿se puede pedir algo más?
En la traquilidad de la tarde a la sobra.

Curiosidades.

La inmensidad de las murallas del castillo


Los amantes de la pesca aprovechan el silencio y la tranquilidad

Una verdader belleza el cauce de rocas de el Puente del Congosto